Soy licenciada en Bellas Artes y en Humanidades. Durante casi treinta años he combinado la práctica artística con la educación en el ámbito de la infancia y la adolescencia, así como en la formación de adultos. Como artista, siempre he conocido las posibilidades de autoconocimiento que la creación nos ofrece. Como educadora y tutora, he conocido la enorme necesidad que todas tenemos de trabajar nuestras emociones, y he podido experimentar de primera mano los cambios que se producen en el estado de ánimo sólo por el hecho de estar en contacto con determinados materiales. Por este motivo, hace unos años decidí formarme en arteterapia, realizando estudios de postgrado y máster que he complementado con seminarios de especialización en aspectos como la mediación, el tratamiento del género, la diversidad o la gestión del duelo. La labor de acompañamiento emocional a través del arte es, por lo tanto, una síntesis de lo que hasta ahora han sido mis dos perfiles profesionales.

Este tipo de práctica puede ser útil a cualquiera que la necesite, incluyendo aquellas personas que padecen algún tipo de diversidad funcional. En todos los casos, es posible acompañar en el conocimiento y la vivencia de las propias emociones y el desarrollo de las propias capacidades. O, quizás, simplemente, es posible ayudar a saber vivir mejor. La felicidad de cada persona revierte en la de todas, así que es fundamental cuidar de nuestra salud emocional.