¿A quién puede ayudar el arte?

Como puedes imaginarte, a todo el mundo. Trabajar con el arte poniendo atención en los pensamientos y las emociones refuerza la autoestima y la confianza, y ayuda a tomar contacto con los sentimientos y reelaborar el impacto que tienen en nuestras vidas. La rabia, la tristeza, los cambios vitales, el dolor, la pérdida, son experiencias por las que todas las personas pasamos, sea cual sea nuestra edad o condición.

El arte no necesita normas establecidas _ ni siquiera necesita palabras _, así que con él se puede trabajar prácticamente en todos los ámbitos: adultos, infancia, adolescentes, situaciones de exclusión social, diversidad funcional, prisiones, inmigración, tercera edad…Y en todos, de maneras diferentes, ayuda a conocer la propia realidad y poder integrarla o, si es posible y así lo deseamos, a cambiarla.